Justicia. Sin la vivencia de este valor fundamental, la comunidad familiar se deteriora. Prudencia. Se trata de tener una sabiduría especial para entablar y negociar la convivencia comunitaria que hace referencia al proceder mismo de la familia. Solidaridad. Se trata de superar el impulso desmedido del tener y poseer, de cara a consolidar una convivencia entre todos los miembros de la comunidad. Compromiso. La tarea de trabajar por una comunidad más justa compete a todos, pero de manera particular la educación impartida desde el hogar.
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